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viernes, 20 de abril de 2018

Té recuerdo (1962)


Una pequeña retribución a ese usuario que desde que la página existe sistemáticamente nos escribe una vez por año preguntando lo mismo “Tenés algo de Té Tigre?” Finalmente pudimos dar con una de las latas de este famoso te oriundo de Ceylan, producido en 1962 y envasado por Guillermo Johnston y Cía. Esta marca ya era un producto consolidado a principios del siglo XX cuando se le denominaba Tiger Tea y se la siguió viendo con relativa frecuencia hasta los años 80, cuando antes de desaparecer dejó de venir en estas tradicionales latas (típico de las grandes marcas de té del momento) y empezó a venir en caja de cartón aunque conservando su poderoso color rojo, sus fileteadas letras amarillas y su feroz tigre rugiendo a más no poder.  Tal vez muchos no lo sepan, pero el hecho de que antes viniera el té en latas no sólo era una cuestión estética sino porque por aquél entonces el denominado té en hebras era la manera más habitual de consumirlo. No existían demasiadas variedades aparte del tradicional té de té, para lo cual era habitual mezclar las hebras de varias marcas al mismo tiempo para obtener combinaciones al gusto del consumidor. Marcas que recurrieron a esta presentación durante la primera mitad del siglo XX existieron a montones: estaba el Té Sol, el Té Mazawattee, el Té Bagley, el Té La Morenita, el Té Mandarines y así podemos seguir con los nombres Royal, Ridgways, La Virginia, Ybarra, El Chana, Horniman’ s, Twinings, Crosse Blackwell y muchas pero muchas más. El ritual de tomar este tipo de tés (solos o con leche) tenía unos aliados inseparables: las galletitas y bizcochos que también venían en lata. Va de la mano recordar este tipo de infusiones e inmediatamente que de la mano vengan productos como Canale, Mil Visitas, Express, Visitas, Bay Biscuit, Jacob, Vermouth y muchas más también. Tanto las latas de te como de galletitas y bizcochos compartían un destino común: era habitual que luego de ser compradas pasaran a formar parte del inventario habitual de la casa siendo rellenadas con papeles, tuercas, monedas, botones, agujas, tabaco, clavos y cuanta cosa pudiera entrar en sus pequeñas dimensiones. Pero no solamente esas latas fueron capaces de guardar distintas cosas oxidadas adentro: tal como lo afirma el texto “La lata de Té Tigre” de Jorge Isaías del año 1977 y recopilado en el libro “Crónica Gringa” (2000) una latita de este tipo fue capaz de encerrar en su interior los recuerdos y las vivencias de muchos de los que fueron niños durante esos años. Años en los que no existía casi nada de lo que puede verse hoy y eran felices igual. Años que han sido capaces de conservarse a la perfección a pesar que desde afuera dichas latas hace rato vienen perdiendo el color y el brillo. Una cualidad que saben compartir, aunque no lo quieran admitir, con aquellos que fueron niños en los 80 y 90 y llegaron a ver aquellas latas con galletitas danesas que siguen dando vuelta por las casas trayendo (para la tristeza de todos) cualquier cosa menos galletas adentro. Pasaron los años y el té en hebras se volvió un producto premium ideal para reuniones de alta categoría, popularmente el té en saquito lo corrió de la vida diaria. Sin embargo, estas latas de Té seguirán siendo capaces de almacenar la historia de la Argentina de otros tiempos sin ningún rencor por no darles ningún tipo de mantenimiento. Cuiden a sus latas! Y no se olviden de sacar este tema de conversación la próxima vez que merienden con algún pariente viejo de la familia, a ver qué más interesante les puede evocar una latita así…   

1 comentario:

  1. Que buena sorpresa! Hablaba con un amigo de las marcas de cuando era chico, tengo 58 y salió el tema que en la zona de San Nicolás de los arroyos el te más vendido era el te Tigre, era casi única marca, muy buen recuerdo. Gracias!!!

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