Hace 45 años la revista Somos de Atlántida lanzaba un número extraordinario donde el número 1980 parecía cobrar un gran protagonismo. Lo que en un principio podía llegar a parecer, como hicieron otras publicaciones de la época, una publicación que aventurara los avances tecnológicos o culturales del futuro, se terminaría convirtiendo en un resumen de lo ocurrido, nacional e internacionalmente, durante toda la década que culminaba, aparentemente para comprender mejor lo que estaba por venir. Y esa hoja de ruta que serviría para comprender los años que estaban por venir tendrían una manera muy particular de entender los años 70.
A la hora de enfocarse en la historia nacional, se decía que con La Hora del Pueblo el Presidente Alejandro A. Lanusse decidía institucionalizar y pacificar el país "pero la subversión avanzaba a las zancadas", la llegada del peronismo en 1973 fue "el tercer acto del drama populista" en donde estalló la violencia y la corrupción (en donde se cita al jurista Sebastian Soler para decir que "las elecciones no significan necesariamente un estado de derecho"), hubo un desenfrenado y desmesurado poder sindical que dejó al descubierto que "el partido de clase es incompatible con la genuina democracia sino que es un injerto de la mentalidad socialista" y donde finalmente llegaría el Proceso de Reorganización Nacional (que hoy cumple 49 años de haber irrumpido en la vida institucional argentina) que se considera "una respuesta de emergencia a la situación coyuntural", donde ya puede concluirse que el terrorismo izquierdista ha sido aniquilado.
Este Proceso, denominado también "una de las empresas creadoras más ambiciosas jamás creadas en América Latina" había hecho hitos como La Ley de Alquileres, La Ley de Gremios y desarrollo de eventos como el mundial de fútbol o el congreso del Cáncer, es decir sucesos que ayudarían a cambiar la mentalidad internacional a raíz de las recientes presiones que vienen desde la administración Carter de Estados Unidos para cuestionar las políticas denominadas de "Derechos Humanos"; perpetradas por gente hipócrita que ha hecho "del respeto a la dignidad humana un negocio personal o de conveniencia gubernamental". Pero también consideran que transcurrían fracasos, como el crecimiento como si nada del analfabetismo: Somos le ponía el foco a ese dato como peligroso porque ese tipo de gente le constaría "rechazar el facilismo demagógico en las próximas elecciones".
Y así entre la sección intermedia de fotos de la década, en medio de noticias como la popularidad de la tanga desde Brasil, podía encontrarse a María Estela Martínez de Perón junto a una foto histológica que habla del Cáncer como "una pesadilla próxima a ser desterrada" o a la Junta Militar junto a una foto de El Hombre Biónico y maravillas de la ingeniería médica. Podían aparecer hasta fotos de cadáveres, pero eran de un perfil particular: o eran guerrilleros de izquierda muertos en medio de combate o víctimas "del terrorismo en la Argentina", el cual sólo pertenecía a la guerrilla, no sin antes preguntarse por qué este tipo de muertes no generaba que organizaciones internacionales levantaran la voz en nombre de los Derechos Humanos.
Estas fotos y artículos también recorrían el mundo económico: imágenes de un tensionado Celestino Rodrigo en blanco y negro que "no hizo más que demostrar la desquiciante realidad hiperinflacionaria creada por el peronismo a partir de 1973", rodeado de marxistas revolucionarios armados aunque fueran de otro país, o un sonriente y distendido José Alfredo Martínez de Hoz, cuyo programa económico estaba empezando a dar frutos: y para hablar de los dichosos frutos vendría el artículo más extenso de la revista, unas 6 largas hojas para graficar lo bien y estable que se vivía económicamente al lado del populismo y la violencia de los 70. ¿Y si todo estaba tan bien por qué tuvieron que arreglar una transición democrática en tan poco tiempo y enfrentar ser enjuiciados por tribunales civiles? Se ve que los artículos hablando del Brujo López Rega no fueron suficientes para "llamar a la memoria"...