Las pocas revistas que circulan actualmente ya no contarán con el privilegio que contaban las publicaciones de antaño: una suerte de avisos personalizados que cada publicación tenía con el personal a cargo del producto final, lo que generaba una asociación con la identidad del lector importante. Por ejemplo la revista Satiricón tenía entre sus páginas publicidades ilustradas por uno de sus fundadores, el historietista Oskar Blotta. De esta forma en la revista (y sólo con ella) se encontraba este "servicio diferenciado" bien exclusivo para publicitar, por caso, un flamante televisor de 24 pulgadas marca Marshall Sideral, un producto elegido por los "exquisitos de la imagen y el sonido"...

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