Hace 55 años para refrescarse de los calores una de las mejores opciones del mercado no venía de la mano de una bebida cola burbujeante sino de un noble pomelo nacido en Concordia, Entre Ríos, llamado Pindapoy: inclusive para los tiempos invernales y de resfríos seguía siendo el producto indicado porque la vitamina C prometía ayudar contra cualquier gripe que andara por ahí, convirtiéndose ya sea su versión exprimida o los pomelos enteros en un artículo para consumir todo el año sin excusas.
Y de 1969 nos vamos a fines de 1978 cuando la necesidad de vender la vitamina C seguía presente como hoy, pero en ese entonces la compañía nacida a mediados de los años 50 (sin relación con los intentos de reflote que tuvo en los 90 de parte de Molinos o la actual a cargo de Manaos) lanzaba una forma de comercializar sus pomelos de vanguardia, que se asemeja más a un "packaging" de los 2000 que de fines de los 70: llegaba el Pinda Pack, un plástico "termocontraíble" alrededor de los queridos pomelos seleccionados para jugo. Una presentación que algunas críticas podría tener para los puristas que quieren los alimentos lejos de los químicos artificiales, pero para ellos venía la bolsa tradicional más grande, de 2 kilos... y salud!
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