La constante
corrida de los límites en los medios ha hecho que sorprenda que en la
antigüedad se hayan escandalizado por cosas hoy consideradas meras pavadas. Una
situación así se puede experimentar observando este artículo publicado por
TeleClic en 1994, donde se cuestionaba con total seriedad si denominados
dibujos animados del momento ameritaba censurarlos o no. No se trataba de un
hecho aislado: por aquellas mismas fechas el COMFER se había dedicado a
realizar varias maniobras polémicas. Llegaron en ese mismo año a prohibir las
señales eróticas del cable y a impedir la emisión de Bajos Instintos en HBO. De
esta forma, el artículo principalmente se centra en Ren & Stimpy, la serie
de Nickelodion que había sido aparentemente censurada en su USA natal pero que
en la realidad duró hasta 1996, no estando nunca liberada de polémicas entre
sus creadores y el canal que lo emitía. Para sumarle un poco más de morbo a la
nota escrita en un medio dirigido por Jorge Lafauci, se menciona que en su
redacción llegó a “pesar como un puñal
la denuncia de una madre preocupada por el insomnio de su nena de 3 años a
quien llevaron a una psicóloga y ésta no tardó en identificar que su problema
residía en estar aterrorizada por persistentes personajes de dibujitos…” no
puede ser Horacio Convertini! No nos podés dejar así! A qué dibujito se estaban
refiriendo??? A Ren & Stimpy? Al demonio de Tazmania? A Mazinger? A los
Transformers, Roocop, Los Supersónicos, el pobre Pato Lucas??? Cómo se van a
atrever a hacer esa denuncia y dejarnos con la intriga encima? Tal vez ese
dibujito lo estaba pasando Telefe en ese entonces y convenía callar para no
dañar a sus colegas, quién sabe…
El broche de oro
de toda esta situación la tenían que dar dos personajes que pueden hacer
cualquier cosa hoy menos hablar seriamente: por un lado Soledad Silveyra,
siendo conductora de Tardes de Sol por América (el programa al que le subimos
su CD completo a Youtube!) a favor de no censurar y brindándonos un dato que
desconocíamos sobre su programa infantil: que emitían Los Picapiedras. Una
opinión dentro de todo bastante centrada al lado de la del doctor Eduardo
Borocotó, un personaje que hasta el día de hoy causó más polémica, gracia y
lástima que todos los dibujitos antes mencionados juntos. En fin, postales de
una época que nos recuerda que la idea de replantear cómo se ve un dibujo o un
programa de tv no nació ayer…
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