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viernes, 14 de julio de 2017

1000 chocolates, 1 color (2010)



Comenzaron utilizando ese color lila tan característico debido a que en su Suiza natal abundaban las casas de chocolate artesanales y ya estaba gastado prácticamente el arcoíris completo en los envoltorios de todos ellos. Colores bien estrambóticos como el de ellos aún no era ocupado, así que pasó a ser su identidad más recordada desde entonces. Desde su nacimiento en 1901, Milka (Milch & Kakao, o sea leche y cacao) se ganó su lugar en este saturado universo chocolatero y cada temporada trata de vendernos algo de alegría en sus envases tan difíciles de ignorar. Varias presentaciones de este chocolate ahora perteneciente a Mondelez ya fueron publicadas aquí (como el Nussini o el Lila Pause, los bocaditos con una cabeza de vaca gigante, la versión ochentosa mezclada con Suchard o su versión helado de los 90, por citar algunas), pero ahora aprovechamos de sumar algunas más: en la primera foto, lamentablemente no son comestibles. Se trata de decoración de un kiosco de la Cuidad de Buenos Aires en 2010: una barra de Milka gigante encima del nombre del local que enloquece a cualquiera. Para imponer más la marca aún, a un costado del mismo negocio se había construido una especie de campiña, donde una vaca idéntica a la de los avisos saluda a los consumidores. Vaya uno a saber si era algo realmente construido por la gente de Milka o un lindo rebusque del kiosquero en cuestión. En la segunda imagen vemos el Milka-Like, una idea que se desarrolló en 2015 que no era otra cosa que intentar modernizar sus clásicos mensajes de cariño y amistad que a veces aparecen en sus envoltorios: la idea resultó simpática a medias y hoy por hoy los chocolates Milka siguen teniendo sus tradicionales dedicatorias tipo “te quiero”, “sos mi mejor amiga/o”, etc. Y por último dejamos el Milka Oreo tipo plancha, traído de Austria. Históricamente este tipo de chocolates eran de lo más Premium posible, así que baratos no eran. Sin embargo, en Falabella se les fue la mano con considerarlo algo de alta gama… que se terminó convirtiendo en un regalo que se daba con las compras de la tarjeta CMR.

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