En esta oportunidad queremos hacer un mix de opiniones sobre
dos productos de empresas bien diferentes y que ni siquiera salieron al mismo
tiempo (uno de ellos existe hace bastante, el otro sería la novedad) pero sentimos
que un componente presente en ambos los emparenta: una suerte de Efecto Toddy
en sus ingredientes, ya sea incluyendo trozos de galletita de ese estilo en sus
componentes o querer asemejarse a ellas. En una esquina están los Copos
Granizados Chocolino de La Virginia (presentes en el mercado por lo menos desde
2014) y en la otra la real novedad: el tradicional postre Serenito de vainilla ahora
con trozos de “cookies” para mezclar. La semejanza de ver copos tipo Zucaritas
en el paquete de Chocolino como si tuvieran chips no suena muy saludable pero
es eternamente tentador. Algo similar ocurre con el postrecito pero… son
galletitas de verdad? Ahora veremos…
Empezando con los años de antigüedad, primero hablamos de
los cereales de La Virginia: los copos son súper aceptables sin tener kilos de azúcar.
Es que lo que realmente los endulza es el cacao de la marca Chocolino espolvoreado en zonas
estratégicas para crear copos marmolados: si mezclan en un recipiente cacao
cualquiera con copos cualquiera obtendrán una mezcla parecida. Idea ingeniosa
aunque decepcionante para el que creyó ver mini galletitas en cada trozo de
cereal y sus respectivas “chispitas” como enuncia el paquete. Alguna vez,
cuando este cereal salió por primera vez, recuerdo haberlo probado y desilusionarme
bastante. Esta vez supo defenderse y me mejoró la impresión, aunque no recomendaría
mojarlos en leche: es poco cacao para tener leche “con gusto” y los copos van a
pasar a tener gusto a nada…
En segundo término dijimos que teníamos el postre Serenito y
sus supuestas cookies para mezclar. Primera vez que aparece para esta marca de
postres la idea de mezclar galletitas, luego de años de ofrecer únicamente
cereales, ciertas veces confites y una sola vez (lamentablemente) un polvo
mágico que le cambiaba el color a la mezcla. El resultado de la mezcla entre
reales trocitos de galleta (aunque con un chocolate no con mucho sabor) y el
postre envainillado resulta agradable, aunque se nota que son de mundos
diferentes. Igual es una nueva idea que se celera y de la que esperamos que se
multiplique en más galletitas partidas para mezclar. EL punto débil de este
Serenito es siempre el mismo: no es un envase verdadero, sino una “muestra
gratis” casi de lo que debería traer realmente… es tan poco postre lo que trae
que entristece que ni con galletitas se puede llenar el tope del vasito.
En resumen, son dos productos ricos para conocer en un
desayuno que anden con ganas de querer consumir mucha energía, y ya que estamos
mezclarlos a ambos (aunque sea para llenar el agujero de falta de postre) no
resultó una mala idea…
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