El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

jueves, 7 de noviembre de 2019

No se queden Serenitos (1979)


Es bien sabido que Serenito es una marca de postres infantil, y como tal se debe adaptar en cada época a las tendencias de los chicos. Fue así que recientemente renovaron su logo usando al artista Paulo Londra, cantante argentino de rap y trap con mucha proyección internacional.
Hasta ahí todo bien, pero cuesta para los consumidores jovatos ver como la marca que alguna vez le habló a ellos sigue de largo y con desapego busca seducir a nuevas franjas. Es por eso que muchos no olvidarán otras épocas de Serenito, la que vemos en este aviso de hace 40 años. Cuando era un nuevo producto, tan pero tan nuevo que había que describirlo con lo que ya se conocía, presentándolo entonces como "leche gelificada". Apenas habían 3 sabores disponibles: chocolate, vainilla y dulce de leche. Por el medio pasaron muchos otros (como aquella rareza en donde un polvo le cambiaba el gusto y el color al postre de base) pero podría decirse que se han mantenido inalterables hasta ahora. No es el caso de su mascota, que sufrió varias transformaciones desde aquél extraño rubio vestido con gorro y remera verde militar (acorde a los tiempos) pero con una especie de pañal o ropa interior amarilla. Eran todos envases puros: ya para los 90 era común encontrar los confites M&M, bolitas de cereal o hasta raras ediciones con cereales de Kellogs, como si fueran yogures. Además era una marca de postres y nada más: después se pudieron ver productos Serenito que no fueran postres, como las gelatinitas (o "jaleas de fantasía" hablando con propiedad) llamadas Festibom de Serenito, allá por los 80.
Un producto que gracias a servirse a la hora del postre cambió al nombre que ahora le quedó. Un nombre que comparten sus competidores, como el actual Shimy o los que quedaron en el camino, como el Sandy de La Vascongada, también con su público cautivo. Una linda experiencia culinaria para purretes que a pesar del paso de los años y las recetas, no debe haber cambiado respecto a esa "jauja de placer" que generaba en los años 70... 

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