Hace 20 años una verdadera
revolución musical ya estaba siendo difícil de ignorar: el formato MP3, el
candidato firme y decisivo destinado a destronar para siempre los formatos
físicos, estaba empezando a dar que hablar en todos lados, y el clima de la
llegada del nuevo Milenio le pintaba bárbaro con su personalidad. La facilidad
con la que se conseguía, se transportaba e iba a parar a cualquier lado era
algo irresistible, dejando en segundo plano sus cuestiones de calidad de
sonido.
Es así que revistas de la
época (como la PC Users que vemos aquí, junto a Internet
Explorer y los 0610) se encargaron de darle un número entero
para que la gente del común terminara de entender de qué se trataba esta genial
invención que implicaba un verdadero cambio de mentalidad para comprender cómo
un universo completo de canciones podía caber en pequeñísimos aparatos: Steve
Jobs ya estaba tomando nota de todo esto para en un par de añitos sacar su exitoso
Ipod. Pero hasta que esto último ocurra, lo único popular que sirve para
disfrutar de esta creación del futuro se llama Diamond Rio, un reproductor de MP3 nacido
en 1998 que quiebra en 2003 justamente ante la imposibilidad de competirle a
Jobs. Había sobrevivido en sus años de apogeo a una demanda de las principales
discográficas, como se comenta en la editorial de dicha revista.
Puede resultar algo muy
anacrónico para estas épocas, pero era estrictamente necesario para terminar de
entender el concepto MP3 que en su artículo central varias hojas se dedicaran a
explicar detalladamente cómo se abría y reproducía un archivo de estas
características. Así encontraremos dos
páginas dedicadas únicamente a eso.
Bien lejos ya de 1999, el
MP3 algunos melómanos lo dan por muerto mientras otros le siguen augurando
eterna vida. Qué dirán dentro de 20 años de Spotify? Ni idea, pero lo que es
seguro es que en esa época los vinilos van a seguir vivos y riéndose de todos
los que vinieron después queriendo hacerlos desaparecer y jubilar…
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