El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

lunes, 20 de noviembre de 2017

Defendiendo el planeta (y el capital)

El Imperio Arcor es más grande de lo que la mayoría de las personas piensan, pero más impensable todavía es imaginar qué planes tienen a futuro, a qué límites piensan llegar o cuál será su próxima idea curiosa. Han sido capaces prácticamente de crear la ilusión de que son capaces de fabricar cualquier cosa y competirle a cualquiera, no importa la marca, la trayectoria, el país de origen o incluso la calidad. La manera por la cual han llegado a cumplir ese objetivo en el tiempo ha demandado abandonar viejas estrategias para explotar aquellas que realmente tuvieron éxito: entre las ideas descartadas hace rato aparecía la creación de nuevas marcas. Hacía varios años que Arcor había decidido únicamente sacar productos a patadas como nos tiene acostumbrados, pero siempre utilizando el nombre de otro producto ya probado con éxito en el pasado: no importa qué producto sacaran, lo más probable era que se llamara Cofler, Rocklets, Saladix, Águila, Mogul o cualquiera de sus productos estrella. Parecía que nunca más íbamos a ver algo de Arcor con algún nuevo nombre, pero de la noche a la mañana han vuelto a impactarnos con una creación ambiciosa. Luego de liderar cómodo el mercado de las barras de cereales y de haber creado algunos de ellos especialmente para desayuno y merienda (llamados justamente Mogul o Arcor a secas), Arcor se la jugó a lo grande y decidió inventar una completa nueva línea de cereales: 4 marcas nuevas, con 4 personajes nuevos y en 4 nuevas formas y sabores. El hecho es realmente novedoso porque hacía mucho tiempo que Arcor no se animaba a crear algún producto de cero sin colgarse de lo ya probadamente masivo. Estos nuevos cereales tienen 4 nombres diferentes (embanderados bajo el gran nombre de Guardianes del Planeta), todos inspirados en un animal antropomórico creado especialmente para la ocasión. Pareciera ser que los que diseñaban promociones, historias y personajes para los chicles Cowboy siguen dando vueltas en la empresa. Mezclando en una licuadora la filosofía de cuidado del medio ambiente del Capitán Planeta y el carisma de los personajes de Kellog's y Nestlé, dieron origen a Azuroso, Crokolo, Fruggo y Mielita: 4 superhéroes bien coloridos con rasgos animales pero que a pesar de su aspecto no vienen a conquistar la tierra y esclavizar a los humanos, sino que vienen en son de paz (de donde quiera que vengan) y quieren ayudarnos a cuidar el planeta. Cada personaje tiene un cereal distinto y una inspiración distinta de algún producto ya existente en la competencia. No sólo son 4 variedades diferentes, sino que dentro del ambicioso proyecto de cereales hay elementos para compartir: en cada caja se incluye un sticker de algún personaje guardían del planeta (en exactamente las mismas poses que se ven en la caja), pero dicho sticker suele ser de otra variedad de cereal, para así incentivar un poco el consumo de seguir probando otros sabores. El otro detalle es aún más interesante: detrás de cada caja hay un mini tablero para jugar, pero entre las 4 cajas se arma un gran tablero que aumenta las posibilidades de juego. Además de la publicidad en tv, las redes sociales de Arcor premian constantemente a quienes comentan medidas para cuidar el medio ambiente. Por ahora no se trata de premios grandilocuentes: te premian con más y más cereal, porque evidentemente es lo que más tienen y su mayor capital. Para los que no tienen interés en probar estas creaciones o para quienes ya conocieron qué gusto tienen, van estas consideraciones sobre cada cereal y qué opinión nos merece...  

Los 4 nombres de los cereales Arcor unidos. Llama la atención este detalle que se observa al costado de las cajas, relacionada fuertemente con la filosofía de los Guardianes del Planeta: el cartón con el que se hacen las cajas de los cereales proviene de bosques gestionados de manera sustentable. Curioso detalle que no tiene gran publicidad y que le serviría positivamente a la marca una gran difusión sobre el tema. La caja de Azuroso tiene diferente denominación porque son fabricados en Chile. Los demás se fabrican en Salto, provincia de Buenos Aires...


El primer cereal que se pudo probar: Mielita, el nombre de una heroína con cinturita y cuerpo de avispa. Lógicamente evocan a aquél cereal de Kellog's, los Honey Nut Oat's que también decían tener miel en su fórmula pero en lugar de ser mini panales eran aros dorados y muy pegajosos. También los cereales 3 arroyos tuvieron su variedad especial con miel, esa vez si respetando la formita de aros. En el caso de los cereales de Mielita, resultan bastante ricos (sobre todo para quienes les gustaba las fórmulas de las otras marcas) aunque después de estarlos comiendo un rato empiezan a parecer demasiado dulces y terminan empalagando. Es el único cereal que sólo se puede conseguir en caja: el resto también tiene pequeñas presentaciones en bolsitas individuales...


De la cruza del conejo Trix y el Tucán Sam apareció este colorido personaje llamado Fruggo, un camaleón con careta de luchador de catch mexicano y mucho cereal colorido a su alrededor. Este cereal probablemente sea el antiguo Mogul que comercializaba Arcor pero con otra forma y otros colores: aparentemente fueron aromatizados y saborizados naturalmente. Pasó lo mismo que con los Mielita: resultan demasiado dulces para quien no está acostumbrado a estar comiendo cosas así. El sabor es muy similar a las Mogul antes mencionadas pero también se parecen al cereal Flynn Paff, aunque estos últimos a pesar de ser más dulces aún no cansan tanto. Reconozco que el nombre es el más pegadizo de todos...


Crokolo es el nombre de este cereal: un cocodrilo vestido como aborigen (vaya uno a saber en qué cultura está inspirado) que trae bajo su brazo pequeños cocodrilitos sabor chocolate. Si bien parece ser el cereal menos atractivo de todos, hay que reconocer que resultan bastante adictivos y no saturan con lo dulce como los antes mencionados. Resultan mucho mejores que su fuente de inspiración, los Choco Krispies de Kellog's. Tal vez puede resultar inquietante ponerse a pensar si esos cocodrilitos son los hijos del tal Crokolo o si son fósiles sacados de vaya uno saber donde, pero si no se piensa en eso el producto no es para nada malo...


Por último llegamos al oso polar llamado Azuroso. Como dijimos antes, el único cereal fabricado en Chile vaya uno a saber por qué. Este cereal resulta el que más descaradamente copió a un personaje otrora existente: haciendo un poco de memoria inmediatamente nos viene a la cabeza el oso polar de los Zucosos de Nestlé, un cereal que hasta hace 15 años se lo encontraba frecuentemente en supermercados. A pesar de este plagio tan evidente, el cereal resulta bastante agradable: tiene la dosis justa de azúcar, ésa que en otras variedades no se pudo calcular de la mejor forma. Puede inclusive ser mejor que los Zucosos o hasta puede competirle cabeza a cabeza a las Zucaritas de Kellog's, ya que el grado de azúcar de estas marcas es alarmante. Haberle pegado a la receta puede tener que ver con el hecho de que Arcor hace años viene sacando ediciones especiales de estos copos de maíz para películas o series (Buscando a Dory o Violetta, por ejemplo) así que puede que sea el cereal con más futuro...  


Por último, vemos la parte de atrás del frente de cada caja, donde aparece el instructivo del juego de mesa para recortar en la parte posterior: si bien uno ya se venía imaginando el estilo del juego (simil juego de la Oca, por ejemplo) vale la pena que un reglamento quede asentado así después nadie se queja. Y de paso regalan el dado para jugar, aunque tal vez el marrón oscuro del cartón no sea bueno haberlo combinado con azul oscuro (la imagen está aclarada) y cueste ver los números, pero en fin, sería lo de menos...



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