El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

jueves, 19 de mayo de 2016

Quiero oírte otra vez



Hace unas semanas habíamos mencionado una pequeña reseña sobre la historia del vinilo, basándonos en una infografía que resumía sus principales hitos. Hoy le vamos a dedicar un espacio a otro soporte de audio que si bien dejó de utilizarse más recientemente en comparación al LP tiene muchas menos chances de alguna vez volver a estar en vigencia. El casette también es el símbolo de una época, pero su destino es diferente: está actualmente más destinado al museo que a seguir en uso. Su nombre deriva del francés "cajita" y se le supo decir también "cinta", estando en esa palabra la clave de su éxito: en esa cinta magnética que fluye entre sus dos carretes, que a veces se ponía rebelde y salía disparada, se almacenaban diversos elementos: principalmente canciones, grabaciones de voz, ya sea caseras o "industriales". Nació en 1963 de la mano de Phillips, pero rápidamente se licenció gratuitamente su uso, y ahí comenzó su inconmensurable reinado. Estos primeros modelos no se escuchaban de la manera limpia y nítida como podemos imaginarnos, pero de a poco los modelos de cintas y los aparatos de reproducción mejoraron rápidamente. Múltiples elementos de debate se pueden desprender de aquí: por un lado estaban los casettes pregrabados, por otro lado los vírgenes regrabables para uso doméstico, y de ahí surgieron horas y horas de discusiones sobre si grabar temas de la radio o de otros casettes constituía un delito o no. Estaban los simples reproductores, y por otro lado los que también eran grabadores y portátiles, portadores de esos "casetitos" de voz tan utilizados por el periodismo. Después vino el pasa-casette para autos, aquél don tan preciado por muchos amigos de lo ajeno, cualidad que hizo que muchas compañías inventaran mil diseños y artilugios para evitar que fueran robados (contraseñas, alarmas, sensores, tarjetas que sólo funcionaban con el dueño, etc). Un pequeño lugar no puede faltar para el mundo de los videojuegos, donde el casete también dejó una fugaz huella, compartiendo tardes de diversión con las Commodore 64, las CZ Spectrum, las Amtrad y hasta las MSX. Y otro rincón, seguramente el más recóndito de algún depósito, queda reservado para los tomos y tomos de audiolibros (sobre idiomas y autosuperación sobre todo) que también supieron publicarse. Pero sin dudas al casette se lo relaciona con la juventud de los 70 y 80, y justo en la transición de esas épocas (1979) llegaría un amigo inseparable de él durante muchos años: el Walkman de Sony, que ayudó a que la música saliera a la calle y acompañara al usuario a todas partes siempre y cuando la pila alcanzara. Desde 1989 nos encontramos con una publicidad, disfrazada de noticia, de reproductores Sony, donde ya habiendo tenido un gran éxito con el Walkman empezaron las experimentaciones de lo más curiosas. Aquí tenemos una de ellas: el Personal Stereo para Aerobics! Cuesta entender con la cabeza de hoy que un aparato tan antiguo (marca Sanyo) pueda ejercer tantas funciones que aún hoy se saben utilizar... pero usando una aplicación de celular! Inceíblemente un pequeño programa de la actualidad jubila un aparato tan sofisticado para fines de los 80, que quedó injustamente en el olvido como tantos productos de esta página. Nos trasladamos hasta 1992 y encontramos una publicidad de Sony de sus casettes tanto para 60 como para 90 minutos, y también se ve esa palabra que tanto caracterizaba a estos aparatos: "fidelidad". Pero no sólo Sony, Sanyo  y Phlilips produjeron casettes: también estaba TDK, Maxell, Ampex, JVC, Fuji, LG, Goldstar y muchos más. Pero por aquellos años ya habían sobrados soportes pensando arrebatarle definitivamente aquél preciado reinado: los CD's, el MP3, el MiniDisc, el DCC, las cintas DAT, etc. Empezaban a quedar atrás muchas situaciones propias de haber convivido con este cuadradito de plástico: tratar de moverle sus carretes con el meñique o una lapicera, calcular cuánto adelantar para poder llegar al comienzo de la próxima pista, buscar las maneras para grabar voz o sonido ambiental con el menor ruido posible, tener muchas cintas de compilados e inclusive las temibles cintas sin nombre, que generaban una gran incertidumbre si años después se las pretendía reproducir, etc. Llegamos a la era digital actual, una era en donde inclusive aquellos que querían destronar al casette hoy ya han sido destronados también. En este contexto nos encontramos con este aviso de jugos BC de La Campagnola (la versión gráfica del que rota en tv, machacándonos los oídos con la misma canción de Los Palmeras), donde un casette conversa con una juguera, representando ambos elementos obsoletos del pasado, una triste imagen que golpea en el corazón de todo fanático audiófilo de este soporte. Aún se siguen utilizando para cosas muy puntuales (ciertas grabaciones musicales que buscan un sonido más tradicional, grabaciones policiales, discográficas independientes, etc) pero su situación es claramente un franco retroceso. La capacidad de soportar más golpes y altas temperaturas que un CD no fue suficiente ante el imparable "progreso". Y de esta forma, un poco melancólica y plagada de incertidumbre, culminamos con la breve historia del casette, aquella cajita de plástico de muchos colores que en algún momento supo dar horas y horas de alegría... hasta que se rayaba.

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