El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

miércoles, 4 de mayo de 2016

Memoria del Fuego (1985)


El último aumento de cigarrillos generó en varios consumidores que el hábito de fumar se convirtiera en un hecho retro. Para aclimatar esa sensación, hoy publicamos un clásico elemento acompañante de encuentros tabaquistas: una Carterita de fósforos de 1985. Pero nos referimos específicamente a la marca Carterita, aquella que se popularizó tanto en el mercado que se volvió el genérico del artículo, sin importar la marca o la calidad. Sea de esta marca o no, las carteritas (hablando ahora sí en nombre de todas) han sido desde siempre un blanco para muchos coleccionistas a lo largo del mundo. Era más común los coleccionistas de marquillas de cigarrillos, pero los de carteritas no se quedaban atrás, y muchas veces podían ser colecciones de una misma persona que se complementaban. Un elemento tan sencillo lleva encima muchísimos años de historia, y encima dicha historia es mucho más pequeña en el tiempo si se considera la historia del fósforo/cerillo en si. La carterita tal como la conocemos ahora fue inventada en 1889 en Filadelfia, EEUU por un abogado llamado Joshua Pusey. Fue él quien diseñó el pequeño envase de cartón (que lo desarrolló con simples tijeras de oficina) que inmediatamente patentó (inicialmente se denominaban fósforos flexibles) y se cree que este prototipo contenía entre 20 y 50 cerillos. Paralelamente la Compañía Cerillera Diamond (gigantesca compañía estadounidense dedicada a la fabricación de fósforos - matches - desde 1881) trató de impugnar dicha patente alegando haber creado un producto similar, pero dicha acción no prosperó y generó que en 1896 compraran la dichosa patente. De todas formas, aún faltaba mucho para que llegara la carterita como símbolo cultural y de coleccionismo: Diamond Matches inicialmente fabricaba el producto para la venta directa, es decir no existía el concepto de entregarlos como "atención" u obsequio. Además, la fórmula de estos primeros cerillos en carterita eran inestables y endebles. La idea de utilizar estas carteritas como elemento publicitario fue idea de otra compañía: la Ópera Mendelson, quienes inicialmente decoraron muchos envases con personajes famosos de su época (fines del siglo XIX). Nuevamente la Diamond se apropia de la idea y comienza a realizar convenios con otras marcas para ser anunciadas en las carteritas: primero fue la cerveza Blue Ribbon de la cervezería Pabst de Milwaukee, luego vino una cigarrera llamada Duke, más tarde los famosos chicles Wrigley's .. y el resto es historia conocida. Ya para 1910 nació un cerillo no venenoso, el cual terminó de consolidar esta genial idea. El resto del siglo XX pudimos ver cientos de diseños atractivos de carteritas y publicitando las cosas más variadas. Otras veces aparecían meros dibujos abstractos o mensajes optimistas, caricaturas, chistes, propaganda política, normas de seguridad vial y también anuncios ante eventos importantes, como mundiales de fútbol o juegos olímpicos. Como todo en nuestra cultura contemporánea, las carteritas de los 70 y 80 son las más apreciadas y valoradas. De dicho período el catálogo es de lo más extenso: se fabricaron carteritas publicitando pastillas para el aliento, aerolíneas, panaderías, hoteles, bancos, automotrices, tarjetas de crédito, bebidas alcohólicas, pilas, helados, sitios turísticos, productos de limpieza, pizzerías y muchos etc. Aunque por supuesto, si nos centramos en las que publicitaban marcas de cigarrillos retro, el efecto nostálgico se multiplica: pensar en 43/70, Kent, Colorado, Vanguard, Saratoga o Winston genera automáticamente una nube de humo bien retro en la cabeza. Definitivamente sus tiempos de esplendor ya han pasado, aunque aún puede verse por ahí algunos pocos y concretos ejemplos de publicidad de esta manera. El humo ya no está en el aire, pero sigue dando vueltas en las colecciones y la memoria de muchos.

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