El Gran libro de las Marcas fue una recopilación de envoltorios, envases, publicidades y avisos sobre muchos productos: golosinas, galletitas, chocolates, alimentos, bebidas, medicamentos, productos de limpieza, cosmética, perfumería, higiene, etc. Lo comencé en 2002 y lo terminé en 2006. Llegamos al 2012 y, 10 años después, y con las posibilidades de interacción de la actualidad, decidí retomar las colecciones para agrandarla aún mas. Con el propósito de compartir los logros realizados en esa vieja y en esta nueva etapa, se crea este blog. También será el canal de comunicación para todos los que se ofrezcan a vender cosas que ustedes tengan, y así agrandar la colección. Saludos y ojalá que lo disfruten!

viernes, 8 de abril de 2016

Noel, en primera persona (1986)


No todas las historias de marcas son fáciles de encontrar: muchas veces (y sobre todo para marcas antiguas argentinas) el mundo cibernético no ofrece ningún dato sobre muchas firmas conocidísimas. Fuera de los escuetos resúmenes que puede ofrecer la misma marca desde su web o algún dato extra de Wikipedia. conocer la historia de una marca suele ser algo bastante errante. Hoy nos encontramos con un caso muy interesante: la empresa nacional Noel, de la cual poca data hay en la red, lanzó en la revista Selecciones en 1986 un completo informe sobre toda su historia, un documento digno de estar en esta página. Si bien se trataba de un anuncio (varias marcas hacían lo mismo) no deja de ser atractivo poder conocer con lujo de detalles las vueltas que tuvo la empresa Noel hasta ese momento. Podemos enterarnos entonces de muchas "primicias": el año de fundación de la compañía, el nombre de su más famoso confitero, los premios que fue ganando en exposiciones internacionales, el recorrido de la diversificación de sus productos y hasta todos los países a los que ellos exportaban. Además aparecen imágenes de su primer filial en 1847 y la foto de la fábrica en plenos años 80, y la frutilla del postre: el historial completo de todos los logos que tuvo Noel a lo largo de su vida hasta ese momento, para envidia de las páginas dedicadas al seguimiento de logos de compañías. Un estudio muy detallado que pinta de cuerpo entero la situación de Noel hasta ese momento, augurándose un futuro muy promisorio promediando la llegada del modernísimo 2000. Hubiera sido lindo contar la historia hasta ahí, pero hace 30 años que se publicó esto y desde esa fecha a la actualidad Noel pasó de esa imponente descripción a un insignificante nombre dentro del mercado alimentario. En 1985 ya le había vendido su producción de helados a Frigor, a fines de los 80 comenzó el rumor de que sus principales accionistas estaban planeando vaciar la empresa y para 1994 llega el fin: la empresa quiebra, Arcor la adquiere y la minimiza volviéndola una marca muy detrás de otros nombres más prestigiosos como el mismo Arcor, Misky o Lía. Noel se convierte en una marca que sólo tiene presencia en conservas (el único negocio mantenido de sus mejores años) y en algún que otro budín o pan dulce. Las galletitas, golosinas, alfajores y chocolates, que hasta principios de los 90 comercializaron (nacionales y licencias extranjeras) no se las vio más. Nunca más se vieron marcas como Penguin, Crack, Noel Sport, Licorflip, Conga, Maroc, Aero, AeroBar, Doppio Brodo, Smack (con su receta original, no la de Nevares), Zucoa (también con receta original y no el actual de Pepsico), Frescoblea, Kelito, Kegol o ChocoLandia. Su dulce de membrillo sigue existiendo pero aparece una cada 100 dulces de membrillo Arcor. Hay algunos que creen que esta triste historia no es tan triste: que la familia Noel fue siempre muy acomodaticia a los gobiernos de turno (democráticos o no) y ello le fue generando tener una posición de privilegio en el sector, teniendo al final su merecido con un duro choque de realidad. Pero lo cierto también es que esos choques los terminaron sufriendo sus trabajadores más que los dueños. Así concluye la historia completa de Noel, una historia que hasta el día de hoy estaba desfragmentada en miles de lugares, y hoy por fin encontró su lugar. 

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